Muy probablemente, esto no es lo que conoces como ashtanga yoga tradicional

(Y es de entender, la gran mayoría de la gente no practicó con profesores senior)

Y sin embargo, el enfoque que adopto es de lo más tradicional que te puedas echar a la cara.

Mira.

Atiende que es importante. Atiende con tu antena y tu atenta atención.

Hablo de YOGA.

De yoga del bueno, pero en realidad hablo de la vida, que ya sabes que son lo mismo.

Porque cuando hablo de yoga hablo de cambio.

Pero antes de empezar te diré algo.

Ni trabajo para la policía del ashtanga ni tengo intención de llamarlos.

Mi única intención aquí es que practiques conmigo.

Aparte, a mí me llevarían a la hoguera el primero.

Por hereje.

Y a tí el segundo, por cómplice.

Así que de momento, y si esto te parece un mínimo de interesante como para no cerrar la pestaña de navegación ahora mismo, simplemente te aviso que te pueden entrar ganas de saber lo que hago. Incluso, quizás en un futuro, practicar conmigo.

Pero no nos precipitemos.

Mira.

Si te fijas bien esta página puede parecer poco profesional, pero debes saber que no me molesta.

También podría hablar de una forma poética y más ‘espiritual’ empezando con un “Namasté” gigante encabezando la página… eso me daría urticaria.

Así que te diré algo que igual te interesa.

Descubrí hace algún tiempo, que sé algunas cosas.

Cosas que los profes de yoga en general, no saben.

Muchos ashtanguis ni se lo huelen.

¡Ojo! esto no me convierte en nadie especial, pero no todo el mundo sabe de esto.

Aprendí a utilizar patrones universales para entender cualquier postura y poder aplicarlo en la práctica.

Bien.

Si has leído toda esta parrafada pese a no entender lo que es el yoga tradicional, o te asaltan las dudas, o te parezco un patán, o todo eso a la vez… el problema no lo tengo yo, ya que no nos conocemos de nada. Así que si ese es el caso, no tiene ningún sentido que te apuntes.

Tampoco te diré la cuñadez de que pongas tu “mejor email”. Pon el que quieras, si es que quieres poner uno.

Aclarado esto…

Cada domingo te envío un email con reflexiones de alto octanaje sobre yoga (y la vida, que es lo mismo) que voy aprendiendo en mi camino.

Estas lecciones van envueltas en historietas, y con unas gotas de humor.

Y por supuesto, en cada uno de estos emails voy a intentar convencerte para que te vengas a un intensivo, o me compres un curso o te quieras enrollar conmigo.

O cualquier combinación de las tres en orden aleatorio.

¿Que te gustaría conocer estas ideas? Escribes tu email ahí debajo y te apuntas con un clic.

¿Que cambias de opinión? Te borras con otro.

Fácil.