¿Es la destreza en la práctica de asana una garantía para la evolución espiritual?

La puerta de entrada a una casa en Orchha, India, 2013.

 

Advertencia: Este artículo no busca la explicación final y absoluta acerca del tema, sino que es un intento de retratar algunos de los obstáculos que conciernen a los practicantes de Yoga en nuestros días.


Ser capaz de hacer formas extremas con el cuerpo es a menudo interpretado como un signo de autoridad entre los practicantes de Yoga. La codicia para obtener estatus social se convierte en una lucha encarnizada cuando se vive en un mundo donde los valores y principios están cada vez más ausentes. A consecuencia, esta ambición y actitud orientada al logro podría corromper lo que de otra manera sería una práctica inmaculada.


El sistema rítmico y dinámico del Ashtanga Vinyasa es acentuadamente intenso y podría incitar a sus practicantes a cegarse y caer en la trampa de sus propios deseos egoístas. El método Ashtanga [Vinyasa] es una herramienta para desarrollar la conciencia, y si no se usa adecuadamente podría resultar dañino de algún modo o no funcionar, en el mejor de los casos.


En este artículo discutiremos cómo el método de enseñanza cambió a lo largo de las décadas en el sala de Mysore. Luego examinaremos las diferentes condiciones con las que cada individuo empieza su camino en el Yoga. Finalmente exploraremos lo que constituye una actitud correcta y el problema acerca de la identificación.


A pesar de que la práctica de asana es la tercera rama en el camino del Ashtanga Yoga, se convirtió en la puerta de entrada para que un gran numero de personas se iniciaran en esta práctica tan fascinante. Fue gracias a Pattabhi Jois y su método de enseñar primero asana (posturas), que sus estudiantes se quedaran hechizados con este sistema tan arcaico. Sin lugar a dudas, una practica regular de asana fortalece el cuerpo y la mente, tal y como se explica en el “Hatha Yoga Pradipika” verso 17:

“Antes de nada, se dice que la primera parte del estudio de hatha yoga es asana. Haciendo asana uno se vuelve estable (firme) en el cuerpo y la mente; y desarrolla un cuerpo ligero (flexible) y libre de enfermedades”.


A consecuencia, todos esos beneficios rápidos y accesibles posiblemente marcan la causa de su creciente popularidad.


En contra de la creencia general, la práctica de Ashtanga Yoga no es meramente la práctica de asana. Para la sorpresa de muchos, en mis viajes he visto a gente practicando series avanzadas, pero con sus mentes dispersas y profundamente alienadas. Es más, una vez he visto un caso extremo de lo que llamo “coleccionistas de posturas”, exigiendo que el profesor saciara las expectativas planeadas para aprender en ese viaje. Y aunque estos son casos extremos, hay una tendencia a la codicia tanto en el mundo en general como en el mundo del Yoga.


Merece la pena mencionar una especie de dogmatismo o rigidez en cómo algunos enfocan el método del Ashtanga. La regla de “uno para todos” usada como plantilla por el cual todos tienen que pasar si quieren seguir avanzando en la secuencia es un claro ejemplo de esto. Son una serie de requisitos que deben cumplirse, haciendo caso omiso a todo tipo de factores como la constitución del cuerpo, edad, esencia de la postura, calidad de la práctica en general, etc. Bajo tales circunstancias, un individuo con brazos cortos y muslos carnosos nunca podrá agarrarse las manos en Marichasana D. Hay que clarificar que no estoy en contra de tener una estructura, sino que mi argumento se basa en la ausencia de un procedimiento individualizado. Por lo tanto, llegamos a la conclusión de que, o el enfoque a seguir es dogmático o que el profesor es un ignorante. Aún más, esto me lleva a pensar que este planteamiento viene potencialmente por otra razón, la cual discutiremos a continuación.


Para comprender el siguiente aspecto, primero se necesita un poco de contexto.


Aquí G.I. Gurdjieff acerca del conocimiento como algo material:


“Una de las primeras características de la fisicalidad es que la materia siempre es limitada, es decir, la cantidad de materia en un determinado lugar y bajo ciertas condiciones es limitada. Incluso la arena del desierto y el agua del mar tienen una cantidad invariable y determinada.

Pero sabemos, incluso desde una observación ordinaria de la vida, que el conocimiento tiene completamente diferentes cualidades dependiendo de si se toma en cantidades pequeñas o grandes. Tomado en gran cantidad en un determinado sitio, es decir por un hombre, o digamos por un grupo de hombres pequeño, produce muy buenos resultados; tomado en cantidades pequeñas (por todos los que componen un grupo grande de gente), no da ningún resultado; o incluso puede dar resultados negativos, contrarios a los esperados. Por lo tanto, si cierta cantidad determinada de conocimiento se distribuye entre millones de personas, cada individuo recibirá muy poco, y esta pequeña cantidad de conocimiento no cambiará nada en su vida o en su comprensión de las cosas. Y por muy grande que sea el numero de personas que reciben esta pequeña cantidad de conocimiento, no cambiará nada en sus vidas, con la excepción, quizás, de hacerlas aun más difíciles.

Pero, si al contrario, grandes cantidades de conocimiento se concentran en un numero pequeño de gente, este conocimiento dará muy buenos resultados. “


P.D. Ouspensky’s “In Search of the Miraculous, Fragments of an Unknown Teaching”, 1949.


Es de sentido común que cada uno enseña tal y como aprendió. De hecho, esto era un requisito que Krishnamacharya y Pattabhi Jois pedían a sus propios estudiantes. Cuando Pattabhi Jois empezó a enseñar a los primeros occidentales en la década de los 70 y 80, los estudiantes que llegaban al viejo shala cada mañana eran muy pocos, quizás una docena. Este hecho creó las circunstancias para que esos estudiantes tuvieran más posibilidades de recibir un conocimiento substancial. Por consiguiente, tuvieron un enfoque individualizado y oportunidades extra para aprender acerca del “porqué” y el “cómo”, y en general, pudieron pasar más tiempo con su profesor absorbiendo la educación y creando un lazo de calidad con el.

Mi experiencia con estos profesores que ahora son “senior”, es que realmente integraron las enseñanzas, a mi parecer no tanto por los años de experiencia sino porque aprendieron en las circunstancias apropiadas.

Por otro lado, los estudiantes que llegaron a Mysore a finales de los 90 y al principio de los 2000, tuvieron una experiencia completamente diferente. En aquellos años el Ashtanga se hizo popular en algunos sitios alrededor del mundo y como resultado el numero de practicantes en el shala había incrementado. Por consiguiente, los profesores en el viejo shala se vieron abrumados y decidieron limitar el ansia de los recién llegados poniendo ciertos estándares a lo largo de la secuencia de posturas. Esta decisión no solo los llevó a un método de enseñanza uniforme, sino que abrió las puertas a un número ilimitado de “trampas” para poder pasar el criterio. Como el lector habrá podido sacar en conclusión, hubo un cambio significativo en la actitud en general, tanto por parte de los profesores como por parte de los estudiantes. Y aunque esta actitud es (o fue en su momento) la predominante, todo sea dicho, no es absoluta. Pero si sigue en esta linea, se podría pasar de un método para el auto-estudio a un ritual automático y sin sentido.


Habiendo establecido las circunstancias generales y sus causas, ahora es posible examinar algunos de los matices en el plano de los efectos.


Lo primero, vamos a analizar la situación en relación a la fisicalidad.


Mucha gente nace con más problemas físicos que otros. Luego, tenemos aquellos que fueron deportistas cuando eran niños y pasaron su juventud practicando una disciplina física, y finalmente aquellos que notablemente tienen unos cuerpos muy capaces y que prácticamente no tienen limitaciones ni en sus cuerpos ni en la práctica de asana. En otras palabras, el punto de partida del individuo y su práctica proviene de diferentes antecedentes que al mismo tiempo, inevitablemente lleva a diferentes resultados. Es destacable mencionar que un individuo con un cuerpo capaz podría no tener “lecciones” substanciales que aprender en una secuencia dada de posturas, mientras que aquellos con limitaciones en sus cuerpos tienen todo el sumario esperándoles con exactamente la misma serie.

¿ Esto significa que aprendieron lo mismo haciendo la misma secuencia ?

¿ Alcanzaron quizás el mismo nivel de consciencia una vez acabada la misma serie ? ¿ Comparten la misma perspectiva ?

Uno podría argumentar acerca de las cuestiones arriba mencionadas, que ni aprendieron lo mismo [aunque hubieran practicado la misma secuencia] ni que [muy probablemente] compartan la misma perspectiva.


Otro punto que merece considerarse, en el mundo del Yoga y en el mundo en general, es la identificación de nuestra esencia con nuestro cuerpo. Patanjali lo explica en el Yoga Sutra 1.4:

“Otras veces, (cuando no estamos en el estado de Yoga) el observador se identifica con las fluctuaciones de la mente”.

“Identificar” es tomar dos (o más) cosas diferentes y concebirlas como la misma. Generalmente con una mente distraída, nos quedamos prendidos en el juego de la identificación la mayor parte del tiempo. La identificación con la nacionalidad, el nombre, salario, raza, cultura, profesión, estatus, moda, y un gigantesco etc más, compone la actitud en la vida diaria de casi cualquier persona en el planeta. A causa de que la identificación ocurre a menudo, se crea consecuentemente un apego, el cual resulta en sufrimiento.

De la misma manera, hay una peligrosa delgada linea que separa una práctica que cristaliza la identificación con el cuerpo de la que no. Como buenos practicantes de yoga, debemos esforzarnos por mantener la practica impecable a través de la honestidad (satya), discernimiento y el estudio de uno mismo (svadyaya).

A la vez, Patanjali también nos recuerda no solo practicar diligentemente, sino desapegarse en igual medida. Yoga Sutra 1.12:

“Estas fluctuaciones de la mente (vrttis) son conquistadas a través de la práctica (abhyasa) y el desapego (vairagya)”.

El desapego a los resultados de la práctica, los patrones mentales contaminados, y a los pares opuestos (dolor y placer, atracción y aversión, etc…) son una parte fundamental de la práctica para el desarrollo de ecuanimidad.


Y por último en orden pero no en importancia, la cuestión de la actitud. Sentado por Patanjali en su Yoga Sutra 1.14:

“Uno se establece en la práctica cuando se hace durante mucho tiempo, sin interrupción y con la actitud correcta”.

Pero, ¿ Que constituye una “actitud correcta” ?

Esa es una cuestión delicada ya que desde mi perspectiva la actitud correcta se transfiere por resonancia simpatética más que por palabras. Sería el resultado de pasar tiempo con el profesor y empaparte con su presencia. Es un tipo de aprendizaje que ocurre de manera no lingüística.

Para mejor comprensión, intentaré describirlo de una manera más concreta. La actitud correcta contiene elementos de honestidad, paciencia, sinceridad, atención, y devoción. Es el equilibrio entre la determinación y el desapego, entre el escepticismo sano y una buena voluntad con mente abierta para aprender mientras se permanece neutral e imparcial. Definitivamente la actitud correcta no proviene ni de la arrogancia ni de un escepticismo rígido, ni tampoco de la ingenuidad ni credulidad.

La actitud correcta pone más peso en el “cómo” y en el “porqué” que en el “qué”, y huye del automatismo. Ve las cosas por como son y no por lo que le gustaría que fueran. No es inhalar y exhalar creando tensión, sino más bien creando extensión. No reacciona, sino responde, y no halaga el ego de nadie. Busca la impecabilidad en sus propios ojos más que en la aprobación externa.

Quizas, la actitud correcta es la actitud del guerrero. Tal y como Carlos Castaneda lo pone en “Relatos de Poder”:

“La humildad del guerrero no es la humildad del pordiosero. El guerrero no agacha la cabeza ante nadie, pero, al mismo tiempo, tampoco permite que nadie agache la cabeza ante el. En cambio, el pordiosero a la menor provocación pide piedad de rodillas y se echa al suelo a que lo pise cualquiera a quien considera más encumbrado; pero al mismo tiempo, exige que alguien más bajo que él haga lo mismo.“


La práctica de asana puede (y debe) tener un efecto dramático en la expansión de la conciencia, pero sólo si los requisitos específicos se cumplen. Así como el artesano se toma su tiempo y atención al detalle en sus trabajos, el profesor y el estudiante deben ser conscientes de los matices de sus propias actitudes y caprichos del ego. Esta actitud solo se aprende del profesor que tiene conocimiento en cantidad, y que consecuentemente lo integra. Mientras la popularidad del Yoga crece cada día, los practicantes de este sistema aprecian algunos de sus beneficios, aunque no todos. Las dinámicas en la sociedad de nuestros tiempos favorecen la merma de la conciencia, y por esta razón ahora, quizás más que nunca, la necesidad de un esfuerzo adicional es imperativo para un cambio en la humanidad en general; es hora de enfocarse en el potencial del Yoga para el bien.

Acerca del Autor

Dani

Entendí que la filosofía del Yoga y la Ley Natural se basan en los mismos principios, los cuales aplico en mi vida y en mi práctica, y que me gustaría transmitirte a través de mis clases, cursos & artículos. No publico de manera regular así que si quieres asegurarte de no perderte nada que pueda ser de tu interés puedes subscribirte gratis a la newsletter.